martes, 15 de mayo de 2012

Como nace un taurino...


Antonio V. Moreno Abolafio
Presidente del Colectivo Andaluz Contra el Maltrato Animal.




Desde mi primera infancia, mis padres, aficionados taurinos, me llevaron a todas las corridas de toros que se celebraban en mi ciudad, Málaga, incluso, siendo un pequeño de 7 años, participé en varias películas que se rodaron en Málaga, por el torero famoso de entonces, Manuel Benítez el Cordobés. Con 9 años, mi padre presumía que su hijo de tan corta edad, se sabía todos los pases de muleta y capote, al mismo tiempo que el nombre de los toros según su color, cornamenta o fisonomía. Durante años, la tauromaquia formaba parte de mi vida, viajaba con mi padre
a otras plazas de toros, a festejos taurinos o corridas benéficas. La afición estaba dentro de mi al igual que el fútbol, la natación, la pesca o la caza. Todo era una mezcla de hábitos adquiridos, mejor dicho, impuestos que formaron mi carácter y mi obsesión por la llamada Fiesta. Siempre nos sentábamos en barrera, es decir, en la primera fila de cualquier plaza, a la sombra, mi padre puro en boca, mi madre mantilla sobre la misma barrera, lo más clásico de una tarde de toros. El ambiente que se vive en una corrida es envolvedor, embarga la realidad mental, todo comienza…
 Cuando entras a una plaza, lo primero que te llama la atención es el colorido, la luz, ese color del albero. El paseíllo, ese momento en el que los trajes de luces brillan más que nunca, todos en un grupo bien ordenado, encabezados por los alguaciles, montados a caballo, la música se apodera de tus sentidos, todo está preparado para que tu formes parte de esta “fiesta”, eres el espectador, el aficionado, el cómplice. Se me enseñó que el torero se jugaba la vida ante aquella fiera, que tenía que domarla, humillarla para que siguiera el capote a toda costa. El Caballo, el otro protagonista, era otro miembro bueno de la corrida, al cual, el Toro intentaría tirar al suelo, pobre caballo, atacado por aquella bestia negra sin escrúpulos, ese Toro era malo, le estaba bien empleado la puya que el picador le daba, tenía que empujar más, tenía que conseguir que el Toro al final terminara reventado por empujar a aquel pobre Caballo.
 Las banderillas, aquellos buenos hombres, sin capote para defenderse, sólo con aquellos palos, el miedo era general en todas las gradas, el corazón se metía en un puño, y una vez puestas, a correr, aquella bestia negra corría y corría tras el banderillero, menos mal, un torero con capote a distraído al Toro, el “quite” ha sido perfecto. Esta es la realidad que ve un niño, el Toro Malo, el resto de los partícipes de la Lidia, Buenos. Una vez esta idea es inculcada en el niño, no sale más de él, ya está atrapado en la falsedad de una corrida de toros. He visto morir a cientos de Toros, he visto cogidas múltiples de toreros, subalternos, caballos muertos en la plaza, y cientos de anécdotas crueles, pero no he venido a contar detalles sueltos, sino realidades en bloque. Mi mente estuvo durante años tapada a una realidad, la realidad del Toro. He visto a Toros huir hacia el chiquero, saiendo que por ahí habían salido, querían escapar, no sabían porqué estaban allí. He visto a Toros coger a un torero y no seguir en su embestida, sólo querían que lo dejaran en paz, que no siguieran haciéndole daño. He visto a muchos Toros llorar, mugir de dolor, verdaderos gritos que hoy me pondrían los pelos de punta, pero que entonces sólo era una muestra de su falta de casta, de su cobardía. La muerte había pasado tres veces sobre mi, y en el descanso de la corrida, incluso comía, bebía y me reía de la muerte de aquellos seres. No comprendo cómo se puede comer después de ver aquello, pero lo cierto es que lo hacía, y me sentía bien. De pequeño, fui un niño agresivo, tenía un perro, mi perro, pero el resto del mundo animal era para sacrificarlo, el respeto estaba perdido, mi padre me llevaba de cacería, a matar, me llevaba de pesca, a matar, y yo me sentía feliz, me estaba convirtiendo en un hombre de provecho, duro, incompasivo con el resto de animales, y duro, duro con los de mi propia especie.
 ¿CÓMO UN TAURINO VE AL TORO POR PRIMERA VEZ COMO UN ANIMAL SUFRIENTE? Pasaron los años, muchos años, hasta que un día, con algo más de 30 años, en una corrida en la Feria de Málaga, en un segundo Toro de la tarde, algo pasó, de repente, sin venir a cuento, apareció un Toro detrás de un capote, me asombré, me quedé mirando aquel Animal que jamás había visto, yo, que podía haber visto miles de Toros morir ante mi, pero aquel día, algo pasó, y no fue nada especial, el especial aquel día era yo, que por primera vez, en treinta y tantos años, vi un TORO. Me levanté de mi asiento, y sin mediar una palabra con nadie, abandoné la plaza, y desde entonces, jamás he vuelto a pisar ninguna. No me volví antitaurino, no, simplemente me volví indiferente a las corridas de Toros. Durante años, no sentía nada por lo que yo sabía que ocurría allí dentro, me daba igual, cuando me preguntaban si me gustaban los toros, siempre decía lo mismo, si, con patatas.
¿CÓMO UNA PERSONA INDIFERENTE SE CONVIERTE EN UN LUCHADOR EN CONTRA DE SUS ORÍGENES? Tuvieron que pasar más de 10 años hasta que un día me dije que aquello tenía que terminar, estudié en mis adentros el porqué de aquella mísera tradición, me avergoncé de haber llevado a varias corridas a mi hija mayor, afortunadamente, a ella jamás le gustó aquello, y me alegré de jamás haber llevado a mis hijos pequeños. Un día me dije, “Tengo que hacer algo” y desde entonces, estoy luchando para dar a conocer mi verdad sobre las sangrientas corridas de Toros. NO se puede disfrutar con el sufrimiento de un Animal, una corrida de Toros no es más que la HUMILLACIÓN, TORTURA Y MUERTE de un ANIMAL INOCENTE para disfrute de un grupo de SÁDICOS. Pensé en todos aquellos niños que como yo se criaron en este mísero ambiente, y que seguramente, no tendrán la misma suerte que he tenido yo, VER AL TORO. Por eso cuento mi historia allá donde puedo hacerlo, no me avergüenzo de ello, me pongo como ejemplo simple, SI YO HE PODIDO CAMBIAR, TÚ TAMBIÉN PUEDES. Yo sé lo que se vive dentro de una plaza de Toros, lo que pido es que algún día, aquellos que están dentro de la plaza, vivan lo que se siente fuera. Llevo más de un año dando conferencias en centros de educación de todo tipo, llevando el mensaje del respeto a todo ser vivo, la Educación tiene que ser el pilar donde nos asentemos todos, es el futuro de un presente alentador, los niños de hoy no admiten nuestras crueles tradiciones, en su gran mayoría, repudian las corridas de Toros, no son el futuro, son el tan anhelado PRESENTE. Al día de hoy, envío también el mensaje de respeto a todo ser vivo, humano y no humano, y pido a todos aquellos que están luchando por la Abolición de la tauromaquia que nunca, nunca, digan que se alegran de la cogida de un torero, pues nuestro respeto es y será siempre, el respeto a todo tipo de vida. Esta lucha Animalista, me llevó hace algunos años a tener una dieta VEGANA, pues no concibo defender la vida Animal, y después tenerlos como cadáveres delante mía en un plato.
 LOS GOBIERNOS Y LA IGLESIA ANTE LA CORRIDAS DE TOROS Lo que más me duele de todo esto, es que encima, esta situación se mantenga con el dinero público, con el dinero de todos los ciudadanos, estén a favor o no lo estén. Los gobiernos, y en mi caso el Gobierno Español, fomenta, patrocina y anima a la participación en estos espectáculos sangrientos, y encima, apoya que los niños, con mentes sanas, sean inculcados en el Maltrato Animal desde muy corta edad. Pero no es sólo el apoyo de los Gobiernos, sino el apoyo y apego de las corridas de Toros para la Iglesia Católica. Es muy raro encontrar una corrida de Toros que no se celebre en nombre de un Santo, una Virgen o un Cristo en España, es decir, la HUMILLACIÓN, TORTURA Y MUERTE a un ANIMAL, en el nombre de DIOS.
 BULA PAPAL Y aquí cabe recordar, que la Iglesia condenó ESTOS ESPECTÁCULOS CRUENTOS Y VERGONZOSOS, NO DE HOMBRES SINO DEL DEMONIO. Esto ocurrió el día 1 de Noviembre de 1.567 cuando el Papa Pío V publicó la Bula DE SALUTIS GREGIS DOMINICI, prohibiendo terminante y perpetuamente las corridas de Toros, y decretando pena de excomunión inmediata contra cualquier católico que las permitiera o participase en ellas. Igualmente ordenaba que no se diera sepultura eclesiástica a los católicos que pudieran morir como consecuencia de participar en cualquier espectáculo taurino. Posteriores disposiciones papales modificaron, con derogaciones y anulaciones parciales, el contenido de la citada Bula, pero siempre con la condición inexcusable de que se cumplieran dos requisitos: Que las corridas no se celebren en días de fiesta y que , en su desarrollo, se tomen las medidas necesarias para evitar, en lo posible, cualquier muerte de persona. En caso contrario, y en todo caso para los monjes, hermanos mendicantes y religiosos regulares de cualquier oren, la Bula continua teniendo vigencia y es de aplicación a los creyentes católicos que, conociéndola, la desobedezcan. Es por todo esto, que desde aquí CULPO del sufrimiento innecesario del Toro a los Gobiernos que lo permiten, y a la Iglesia por consentir la participación de sus fieles en estos Cruentos espectáculos. Al Gobierno de España, por permitir engañar a los niños haciéndoles ver que la tortura a un animal está justificada como un acto de diversión. Por continuar subvencionando con dinero público un espectáculo privado, y carecer de toda moral humana en dichas subvenciones, anteponiendo la Administración pública esta inversión en lugar de cubrir las necesidades reales de la población española. A la Iglesia, por otorgar bendición en nombre de sus Deidades, y utilizar el nombre de Dios en vano. Y a mi mismo, por haber formado parte de este infernal entretenimiento. Pido Justicia, no para mi, sino para la vida del mayor damnificado, EL TORO.

5 comentarios:

  1. Bravo! así se habla.

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  2. eso es verdad y como no le dan pena de muerte a un asesino y si a un animal indefenso que solo es agresivo por el trato que se le da desde jovenes desde pequeños no mas tauromaquia.

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  3. wow. qué buena readacción y qué fabulosa forma de comunicar ideas justas.
    Felicito al autor.
    jackie badillo.

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  4. Qué podemos esperar de la iglesia? Si en el mismo génesis se predica que todas las bestias sin excepción están subordinadas al hombre y el hombre puede usarlas a su beneficio

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